PILAR BALLESTER

GESTALT COACH

"UNA PUERTA HACIA TU INTERIOR..."


Encontrar el equilibrio emocional, físico y mental no es fácil en la sociedad competitiva en la que vivimos. Estas exigencias nos pueden causar un gran desgaste psicológico. Pasamos los días acelerados, centrándonos en él "hacer" y olvidándonos por completo de nosotros. Siempre estamos pendientes de lo que se espera de nosotros y eso nos perjudica gravemente. Es importante tomar consciencia de ello para no caer en esa inercia, porque cuando eso ocurre se produce el desequilibrio, ya sea a nivel mental, emocional o físico que nos lleva al sufrimiento.

A veces nos sentimos cansadxs, apáticxs, incomodxs, con algún dolor físico, o incluso enfermedades, sin darnos cuenta que son señales que nos envía nuestro cuerpo para avisarnos de que hay algo que no está bien. 

El equilibrio está en ti y está en tu mano devolverle a tu ser el bienestar que necesita.

 Es fundamental también encontrar ese equilibrio para conseguir tus objetivos en la vida de una forma ecológica y sana para ti.

Cuando hay coherencia en nuestra vida creamos un entorno sano. El cuerpo y la mente trabajan de la mano. Se produce un balance físico, mental y emocional que nos empodera y que nos deja tranquilxs. La paz interior y el equilibrio se alcanzan cuando lo que uno piensa, siente, dice y hace están en armonía. Podemos incorporar hábitos en nuestro día a día para mantenernos en equilibro.

Mi propuesta es la siguiente..

HÁBITOS PARA MANTENER EL EQUILIBRIO


  • Reserva cada dia como mínimo un momento para ti. 

Marcatelo como prioridad. No puede ser que de los 1400 minutos que tiene el día no te dediques al menos 20 o 30 para ti. Utiliza este tiempo para lo que quieras que no sean obligaciones, redes sociales, ocuparte de los demás.. Utilízalos para conectar contigo: Medita, mira la puesta de sol, date un baño con sales... Busca aquello que necesites y que te dé paz interior.

  • Cuida la calidad de tus pensamientos.

Cuida la calidad de tus pensamientos, porque de ellos dependen tus sentimientos y emociones, que impulsan tus acciones y omisiones, afectando tu bienestar integral y con ello la calidad total de tu vida.

Según diversos estudios tenemos alrededor de 60.000 pensamientos al día, y la gran mayoría son negativos. El 90% de ellos se repiten un día y otro día.. Para conseguir una mayor higiene mental toma conciencia de tu dialogo interno. Si éste es negativo notaras como en tu cuerpo hay incomodidad, tensión o alguna emoción desagradable. Seguidamente cuestiónate lo que estas pensando. Conviértelo en una pregunta. 

Por ejemplo: " Todo me sale mal !" --> " ¿Realmente todo me sale mal?". 

" No valgo para nada" --> " ¿ De verdad no valgo para nada?".  El problema está en que nos creemos todo lo que pasa por nuestra mente.

Si logramos identificar estos pensamientos para analizarlos en frio, lograremos darnos cuenta de los ridículos que resultan en la mayoría de ocasiones; algo que se puede solucionar si aprendemos a analizarlos con lógica para comprobar que estamos llegando a conclusiones exageradas que nos provocan malestar.

Tus pensamientos constituyen tu vida, elígelos bien.

  • Exprésate

Muchas veces reprimimos nuestras opiniones para ser aceptados o amados. Así nos anulamos a nosotrxs mismxs y empobrecemos nuestra autoestima.

Aprende a expresarte aún cuando no estes de acuerdo, de forma y elegante y natural. Líbera opiniones y emociones no expresadas. Hazlo con respeto y en un ambiente seguro y relajado.

 Encontrar una vía de escape creativa y practicarla también es una forma de expresión. Baila, escribe, pinta... Haz aquello que te ayude a liberar esa energía emocional acumulada. No es necesario que tengas talento, el proceso de catarsis emocional es la autentica obra de arte.

  • Mens sana in corpore sano

Una mente sana en un cuerpo sano y viceversa. La relación entre lo biológico y lo psicológico existe. Para tener la azotea en condiciones y una sana autoestima debemos prestar atención a nuestro cuerpo y cuidarlo. No hace falta tener un "cuerpazo" pero si cuidarnos y edificar un templo digno para nuestra existencia. El ejercicio regular y la dieta equilibrada van a influir positivamente en tu estado anímico, en tu salud física y en tu nivel de energía.

  • Relaciones

Para mantener un entorno sano, lejos de malas vibraciones y respetarte es necesario que identifiques y reconozcas a las personas que te ayudan a crecer, y aquellas que no. Aparta de tu vida las relaciones tóxicas.

  • Relaja-Respira-Medita

La relajación consiste en aprender a soltar la tensión de una manera consciente y ordenada. Ser capaz de liberar la rigidez de cada parte de tu cuerpo será el vehículo para conseguir alcanzar un estado de calma mental. 

Respirar es mucho más que llevar el oxigeno a los pulmones. La inspiración oxigena cada célula de nuestro cuerpo. La respiración es nuestra primera fuente de energía: Aumenta nuestra vitalidad física, psíquica y espiritual y nos ayuda a restablecer el equilibrio emocional. Cuando te sientas bajo/a y tengas la necesidad de revitalizar tu energía a fin de poder mantener la actividad diaria, tómate un respiro y respira lento y profundo varias veces y notarás como te repones.

La meditación o el mindfullness no es despegar a otra dimensión, sino mas bien aterrizar. La meditación busca un tiempo más vivencial, más propio y más intimo.

Respira conscientemente, relájate y medita saliéndote de la cotidiana espiral vertiginosa. Al practicar estos hábitos y los anteriores estarás cultivando el equilibrio que deseas, y estarás tomando parte activa de tu salud y bienestar.

Pilar Ballester.

Gestalt-Coach



17Mar


TIC TAC, TIC TAC, TIC TAC...



La ansiedad  y el estrés es el principal protagonista de la vida moderna, uno de los mayores problemas del siglo XXI tanto en el ámbito laboral como en el personal. Según  numerosos estudios de la unión europea más de un 40% de la población se ve afectadas por este mal en el mundo laboral, desencadenando en enfermedades mentales, emocionales y físicas, tales como dolores de espalda, musculo-esqueléticos, fatiga, dificultades digestivas, alergias, enfermedades cardiovasculares y un largo etc. 

Esta enfermedad considerada actualmente como crónica en la sociedad, genera un estado en el cual en te sientes limitado, a veces no sabes cómo reaccionar en tu día a día  y te encuentras en muchas ocasiones con una montaña de mini tareas y frentes abiertos, entonces de un momento a otro estas inmerso pensando en varias cosas a la vez y  de manera repetitiva  ¿Cómo lo hago? ¿Qué es mejor? ¿Que priorizo?, etc….te desconcentras  con facilidad y te sientes emocionalmente  abrumado, incómodo y con malestar.

El trabajo se nos acumula. Las exigencias del día a día cada vez se hacen más abundantes y pesadas. Detrás de cada una de ellas aparecen otras nuevas, sin que se alcance a ver el final. Pensemos en lo que conlleva ejercer una profesión, formar una familia y velar por su bien, cumplir el deber de cada instante… Todo ello, exige de las personas mucha energía. Sentimos que nos hace falta un esfuerzo siempre renovado, que estamos en la busqueda constante del equilibrio en la vida profesional, personal y familiar

Un principio en el mundo actual, es que el tiempo es un bien escaso: hay que disminuir todo lo posible el gasto que se hace de él, de modo que se consigan hacer más cosas en menos tiempo. Esto significa acelerar el ritmo. Es un hábito que mantenemos incluso cuando deja de ser necesario. Vivimos freneticamente tambien nuestro tiempo de ocio o cuando hacemos deporte. Vivimos con la sensacion de no llegar nunca a tiempo, con la espectativa de ser mas y mas productivos

Lo que sucede es que ese modo de trabajar, y consecuentemente de vivir es sencillamente agotador, porque está basado en la prisa y en la rapidez obligatoria. Tratamos de demostrar y demostrarnos lo mucho que hemos hecho en poco tiempo, y en consecuencia lo mucho que valemos. De esta manera, a la gente no la juzgamos por lo que son ni por lo que saben, sino por lo que han sido capaz de hacer y por los bienes que poseen.

Es obvio que esta cultura de la productividad ha convertido a las personas en instrumentos, no se nos mide a nosotros mismos, sino sólo a los actos realizados. Además, la vivencia de la velocidad tiene una consecuencia patológica fundamental: la alteración de los biorritmos naturales del cuerpo y de la psique. Esa alteración y desarmonía tiene dos manifestaciones principales, el aumento artificial de la capacidad de rendimiento físico, mental y psicológico, que se consigue mediante el stress, el agotamiento nervioso, con todas sus secuelas, que son muchas y variadas, y que se combate con demasiada frecuencia con los calmantes, ansiolíticos, somníferos, antidepresivos, etc.

Esta forma de vivir el tiempo que tenemos los humanos en la actualidad, en el que prima lo inmediato, nos impide la contemplación de la "belleza", puesto que toda nuestra atención está volcada en la utilidad y en el ansia de los buenos resultados en el trabajo y en el ocio.

Lo temporal y lo intemporal conviven juntos en cada uno de nosotros. No se oponen, sino que se complementan. Por eso, las actividades como amar, el arte, la cultura, tienden a permanecer por encima del tiempo, y hacerse duraderas.

La manera más humana de superar el tiempo es la capacidad que tenemos de ver nuestra vida por adelantado, anticipándonos al futuro. El futuro es el lugar hacia el que nos dirigimos con la esperanza de crecer, de ser felices, lo que se puede convertir en una trampa ya que solo podemos ser felices en el momento presente.

Frente a todo ello, hoy se demanda otra forma de vivir el tiempo; la que, por otra parte, siempre se ha practicado: vivir las cosas a su ritmo natural, ponerse en armonía con la naturaleza y con nuestro propio cuerpo y llegar así a ser nosotros mismos. Ser dueños del tiempo y de las situaciones, aboliendo la prisa, viviendo con serenidad, sin sobresaltos, no haciéndose esclavos de los resultados, ni de la planificación rígida.Vivimos así un incremento de la experiencia, las cosas que hacemos suponen entonces un enriquecimiento de la persona y de su experiencia real y propia. Nos reconocemos a nosotros mismos en lo que hacemos; afirmamos nuestra personalidad.

La conciliación de la vida profesional, personal y familiar es una tarea que estará presente durante toda nuestra vida y no siempre será sencilla. En la medida en que descubramos el sentido de nuestra vida, identificando nuestra misión, el camino que hemos de recorrer y la meta a alcanzar, podremos priorizar e integrar los distintos roles que tenemos que ejercer disfrutando del tiempo de nuestra vida.

 

  • Córdoba, Andalucía, España

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